Pablo Iglesias
Fundador del Partido Socialista Obrero Español, PSOE (El Ferrol, La Coruña, 1850 - Madrid, 1925). Huérfano y procedente de una familia pobre, Pablo Iglesias Posse aprendió en el hospicio de Madrid el oficio de tipógrafo, que desempeñaría toda su vida.
Durante el Sexenio Revolucionario (1868-74) se inició en
la actividad reivindicativa del movimiento obrero, afiliándose a la
primera Internacional (AIT) en 1869 y a la Asociación General del Arte
de Imprimir (de la que llegaría a ser presidente) en 1873.
En
las luchas desencadenadas dentro de la AIT entre los partidarios de
Bakunin y los de Marx, Pablo Iglesias se mantuvo fiel a la línea
marxista, minoritaria en España, creando la Nueva Federación Madrileña
(1872). Tras la Restauración borbónica, condenado el movimiento obrero a
la clandestinidad, fundó en Madrid un partido político -el PSOE- junto
con un reducido grupo de correligionarios marxistas, la mayor parte de
ellos tipógrafos (1879); trató de dotar al nuevo partido de una gran
pureza ideológica y moral, lo que contribuyó a mantener muy reducido el
número de sus afiliados.
Por esa época Pablo Iglesias empezó a sufrir las
represalias patronales por su actividad reivindicativa, quedando
excluido de trabajar en los periódicos hasta que fundó el suyo propio, El Socialista, en
1886. En 1888 completó el entramado institucional del socialismo
español al crear el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT),
aprovechando la apertura para el asociacionismo obrero que supuso el
gobierno largo de Sagasta; en 1905 añadió a estas organizaciones las
Juventudes Socialistas.
En los años siguientes, partido y sindicato
crecieron y se extendieron, abriéndose «Casas del Pueblo» (sedes
socialistas locales) por Madrid, Vizcaya, Asturias, Valencia y Málaga.
En 1905 consiguió su primer éxito político significativo, al resultar
elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid junto con otros dos
compañeros socialistas; desde allí lanzaría una campaña contra la
corrupción imperante, de gran impacto popular.
Tras
la Semana Trágica de Barcelona (1909), Pablo Iglesias aceptó
flexibilizar sus posiciones políticas en aras de una oposición de
izquierdas más eficaz, formando la Conjunción Republicano-Socialista;
esta alianza le permitió ser elegido diputado por Madrid en las
elecciones de 1910. Utilizó aquel primer escaño socialista de la
historia de España para lanzar fuertes ataques contra el régimen de la
Restauración y la dominación política de la burguesía española,
denunciando su inmoralidad.
Problemas de salud le
fueron apartando de la actividad política paulatinamente, aunque mantuvo
la presidencia, tanto del PSOE como de la UGT, hasta su muerte. En sus
últimos años asistió al agrio debate entre los socialistas respecto a la
Revolución rusa (1917), la consiguiente escisión de los comunistas
(1921), la liquidación del régimen parlamentario por el golpe de Estado
de Primo de Rivera (1923) y la posterior colaboración con la dictadura.
Aunque dejó al frente de las dos organizaciones a Julián Besteiro, el
liderazgo de éste sería mucho más contestado que el de Iglesias, pues no
gozaba del carisma del fundador, dividiéndose los socialistas entre los
seguidores de Largo Caballero, Prieto y el propio Besteiro.
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